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Nutricion

Consejos para adelgazar controlando las cantidades de comida

Todos hemos oído hablar que para adelgazar hay que comer menos. Sin embargo, es importante saber que comer en pequeñas cantidades y de manera equilibrada para perder peso es necesario, puesto que se podrían sufrir ciertas carencias nutricionales y volver a engordar en poco tiempo. En este artículo ofrecemos los consejos fundamentales para aprender a comer razonablemente y conseguir obtener el peso ideal sin esfuerzos ni sacrificios.

El estómago se adapta

El estómago tiene una virtud maravillosa, se adapta rápidamente a la cantidad de comida que se ingiere. En efecto, si nos habituamos a comer a horas más o menos fijas, con el paso del tiempo, el cuerpo pedirá las mismas cantidades en esas horas precisas. Esta característica puede facilitar el objetivo en gran medida. Sin embargo, es esencial aportar al cuerpo todos los nutrientes que necesita porque en caso contrario podría reaccionar de forma negativa e impedir la pérdida de peso.

¿Cómo realizar el régimen?

Para comenzar a adaptar el estómago a las cantidades que queremos comer, conviene seguir los siguientes consejos:

Evitar pasar más de 4 ó 5 horas sin comer. Es importante no ingerir comida antes de haber realizado toda la digestión, pero también es indispensable no estar en ayunas durante demasiado tiempo porque esto incita a comer más a la hora de sentarse a la mesa.

Entre las comidas, se pueden comer frutas frescas, un yogur o algo a base de cereales integrales. Se trata de alimentos saciantes que con una pequeña cantidad aportan muchos nutrientes. Fuera de las comidas, debemos habituarnos a beber mucha agua o infusiones, porque normalmente se confunde la sed con el hambre, lo que nos empuja a comer cuando en realidad no existe la necesidad.

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Cuando desaparece el hambre

Ciertos estudios demuestran que el hambre real tan sólo dura entre 15 ó 20 minutos. De esta forma, las personas que comen lentamente y que mastican bien los alimentos tienen la gran ventaja de verse saciados antes que las que comen rápidamente y de manera impulsiva. Podéis hacer la prueba tomando el tiempo suficiente y masticando cada alimento hasta que esté prácticamente líquido. Con esto se mejora el proceso digestivo y se evita comer más de la cuenta sin pasar hambre.

El hambre emocional

¿Por qué la mayoría de la gente que come demasiado, tiene necesidad de llenarse el estómago para sentirse satisfecha? Normalmente confundimos la necesidad de comer para calmar el hambre con la sensación de plenitud que se tiene cuando se come mucho. En muchos casos, esta necesidad está relacionada con carencias emocionales, estados de tristeza y de melancolía, o con periodos de estrés y de agotamiento. El cuerpo quiere controlar los vacíos emocionales y obtener energía de esta manera.

Sin embargo, si no se retoma el control sobre lo que se come, los efectos tienen tendencia a ser más bien negativos, porque se comen alimentos nocivos, se daña la digestión y se sufren remordimientos que aumentan el sentimiento de culpabilidad.

La clave está en el 80%

Debemos aprender a encontrar satisfacción por el hecho de poder terminar de comer en el momento en el que ya no tenemos más hambre, pero quizás podríamos seguir comiendo un poco más. Hay que saber percibir este instante donde se tiene tendencia a comer menos de lo que se debe, bien sea un segundo plato o un postre. Para tener un orden de ideas, deberíamos llenar el 80% de nuestras capacidades. Los primeros días, será difícil pararse en este momento si no estamos habituados. Una solución eficaz puede ser recurrir a una infusión digestiva para calmar esta sensación de vacío. En pocos minutos se nota que el hambre desaparece y con el paso del tiempo, se hará de forma natural.

Además, el hecho de llenarse en un 80% tiene otra ventaja porque no se sobrecarga el aparato digestivo y no es necesario un largo tiempo de reposo para recuperar la energía, como ocurre contrariamente cuando se come más de lo necesario o una alimentación demasiado pesada. De esta manera, nos sentiremos activos y aptos para realizar cualquier actividad justo después de haber comido. Por la tarde, ocurre lo contrario, el hígado funcionará mejor, y conseguiremos reposar más fácilmente, al igual que despertarnos con mayor vitalidad y felicidad al día siguiente.

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